Chechu y yo llegamos a casa el jueves de esta semana y los dos volveremos a España el próximo domingo. Desafortunadamente no vamos a poder viajar juntos en avión hasta Madrid, pero por lo menos nos econtraremos allá en el aeropuerto y después volveremos juntos a Almería en autobus. Sinceramente me es difícil creer que sólo me queda una semana aquí en Estados Unidos y que en un abrir y cerrar de los ojos estaré de vuelta a Almería. La verdad es que estoy ansiosa por volver pero a la vez, como es lógico, me siento un poco triste porque sé que echaré mucho de menos a mi madre y a mi hermana. Pero sé que Dios nos va a ayudar a las tres y que esto servirá para hacer nos crecer aun más en nuestra fe. Lo único que podemos hacer en estos momentos es aferrarnos a Él y a su promesa de que nunca nos dejará desamparadas. Él ha sido nuestra roca durante todo este tiempo y siempre lo será.
Mi relación con Marissa ha sufrido sus altibajos en estos días también. La verdad es que quiero poder disfrutar de estos tiempos con ella, pero se empeña en ver las cosas por el lado negativo en vez de aprovechar el presente. Se preocupa por las cosas de las que no tiene control y por su actitud nadie quiere estar con ella. Sigo orando por ella y por esta situación, para que la transición sea fácil para las tres. Estoy segura de que Dios tomará el control de todas las cosas y que podremos reirnos de estos momentos.
Esta noche fui a Eat 'n Park con Chechu donde tuvimos una larga conversación de varios temas, entre ellas su noviazgo con Vera y posteriormente la situación que había cuando nos conocimos. Aun sabiendo lo que se decía de mi entre los pastores en aquella época, le preguntaba por eso de nuevo. Seré masoquista... o tonta más bien. Por supuesto entiendo por qué le habían acosejado de que tuvieramos cuidado y que oráramos bien antes de tomar cualquier decisión con respecto a nuestra relación. Y evidentemente decían esas cosas porque realmente les importaba (y les sigue importando) su bienestar y supongo que el mío también, aunque no me conocen tan bien como a Chechu. Admito que me incomoda y me duele un poco pensar que se desconfiaba de mí en ese aspecto, pero en mi defensa Dios, por su gracia, me había enseñado su visión para nosotros, así que aun estando en Granada sabía que él era mi marido.
No es que yo no confíe en los pastores de CFC ni mucho menos. Al contrario, estaré bajo su autoridad viviendo en Almería. Pero sí que ya ando con más cuidado, en las cosas que diga y al pensar en quién realmente podré confiar.
Marcus está muy mal. Ha perdido un montón de peso y ya no come tanto como antes. Por los medicamentos que está tomando no creo que esté sufriendo dolores intensos, pero se nota mucho que le cuesta hasta caminar a veces. Sé que mi madre lo está llevando fatal, por más que intente demostrar lo contrario. Yo también estoy muy triste viendolo así y se me parte el corazón pensar que posiblemente no le quede mucho tiempo. Pero lo único que podemos hacer es seguir orando y poner a Marcus en las manos de su Creador.
Monday, May 21, 2007
Posted by Marianna at 10:16 AM
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